Conseguir cien victorias en cien combates no es precisamente un resultado digno de alabanzas. Pero ceder voluntariamente, sin combatir, he aquí el verdadero y único espíritu de las artes marciales en su esencia espiritual.
Practicar con el objetivo de conseguir victorias o superar a nuestros semejantes, es la expresión de un espíritu inferior y mediocre. A quien tenemos que superar es a nosotros mismos, este es el espíritu y la esencia de las Artes Marciales.
La verdad es que las artes marciales en sus orígenes, nunca fueron creadas como un deporte de combate o una técnica para matar indiscriminadamente. No fue hasta más tarde que las artes marciales se convirtieron en el Bushido, código del guerrero samurai. Todo ello fue debido a las necesidades de la época, junto a las numerosas y cruentas guerras civiles, que transformaron las artes marciales en un conjunto de artes de combate.
Qué significa, entonces, el camino marcial ? Es, en fin, una enseñanza espiritual que tiene por último objetivo el desarrollo armonioso del hombre y de sus facultades físicas y espirituales.
La expansión actual de las Artes Marciales en el mundo constituye una prueba indiscutible. No se practica para matar, sino para fortificar el cuerpo y el espíritu, y también la voluntad, de esta manera se busca deslizarse agradablemente por la vida haciendo excelentes amigos.
Si no hubiese habido en el origen del camino marcial una búsqueda pacífica y sincera para comportarse del mejor modo posible en la vida, no habría podido sobrevivir a nuestra época.
Es, por lo tanto, una de las formas superiores de humanismo, por la práctica del cual todo individuo puede conseguir un equilibrio perfecto entre lo físico y lo espiritual.
Ingresar las artes marciales a nuestras vidas nos da la oportunidad de acceder a muchas herramientas para enfrentar varios de esos demonios internos que cada día buscan someter nuestra esencia vital.
El camino marcial nos permite realizar un recorrido único e irrepetible, sumado a esto debemos considerar que ese viaje es individual e intransferible, cada entrenamiento, cada derrota, cada victoria nos llevará a esa introspección qué nos obligará a tomar decisiones consientes.
Las artes marciales nos obliga a firmar un convenio donde tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos y eso mis amigos nos dará la capacidad de reconocer cuales son nuestras limitaciones y cuales son nuestras ventajas en un mundo que nos obliga a explorarnos en profundidad.
Durante ese proceso nos encontraremos con barreras que nos pueden desmoronar y es nuestra obligación reconstruirnos, y debe ser exactamente eso, un proceso.
Algo que sigue y sigue, agregando una nueva capa cada vez, una constante evolución y capacitación. Nunca se debe sentir que se ha llegado al final del objetivo. No todo el mundo parece darse cuenta de eso. Si uno cree que su vida ya está llena, ¿qué tiene que esperar? ¿Por qué restringir sus posibilidades de mejorar su forma de pensar, de evolucionar y de crecer en el camino marcial?
En mi caso con las artes marciales nunca me puse a esperar por otros, cuando descubri qué estaba razonando decidí acceder al conocimiento, a investigar, a cuestionar todo.
No podía quedarme a estar pensando y que otros pensaran por mi, cuando tengas ochenta años ya será muy tarde. En mi profesión nunca pude esperar. Decidí que voy a estar en este viaje hasta el día de mi muerte, investigando, buscando, ayudando, colaborando, capacitando, pensando y accionando, eso es lo que le da propósito a mi vida.
Sé que nunca llegaré a la respuesta de todo, de quién soy realmente y de lo que soy capaz. Pero, créanme, voy a acercarme lo más posible.
Entrena duro y mantente humilde.