El miedo (Parte 1)

¿Como puede el miedo afectar nuestra esencia y a su vez implicarse de manera significativa en el desarrollo de nuestra seguridad personal?

Todos somos diferentes y tenemos diferentes preocupaciones y necesidades.

El grado en el cual incorporas los consejos para manejar el miedo depende de tus circunstancias, el ambiente en el que te mueves, el riesgo potencial e incluso tu personalidad.

Cuando hablamos de seguridad personal debemos tener claras las cosas, no es únicamente el desarrollo técnico, estrategico y táctico, entrar en el campo de las acciones implica tener una relación con el control de nuestras emociones. Por supuesto el miedo siempre estará presente, queda de nosotros utilizarlo como combustible para centrar nuestras emociones y que estas no bloqueen nuestras acciones. 

El miedo existe para darnos una advertencia del peligro y que este verdaderamente existe. 

El miedo exagerado puede repercutir en una aceleración de las pulsaciones del corazón, que puede llegar incluso hasta la muerte. 

La capacidad de afectación que puede tener una persona en este aspecto puede llevarla a situaciones extremas de descontrol corporal. El miedo puede desencadenar una serie de respuestas brutales, donde incluso el propio cerebro se paraliza, esta situación puede bloquear nuestro acceso a respuestas inmediatas en cualquier acontecimiento de nuestras vidas. 

No tener miedo indica una ausencia total de la emoción del miedo, que es una perspectiva aterradora en sí misma. Si alguien tiene una ausencia total de miedo, su juicio será defectuoso en muchas situaciones. La ausencia total de miedo no es una virtud, sino una deficiencia mental. El miedo es una emoción necesaria, diseñada para advertirnos y protegernos. Solo cuando el miedo se vuelve obsesivo y permitimos que el miedo nos controle, el miedo se convierte en un problema.

Mark Twain escribió que «el valor es resistencia al miedo, dominio del miedo, no ausencia de miedo».

En el Zen hay un dicho: “En la vida solo hay dos cosas que están garantizadas: una es el sufrimiento y la otra es la preocupación.” Para lograr disminuir el sufrimiento y la preocupación, debemos practicar correctamente y adquirir la Comprensión Correcta. Adentrandonos sin reservas a los ejercicios de meditación y concentración obtenemos las semillas de la sabiduría, las cuales debemos sembrar en lo profundo de nuestra mente. Es a través de esta sabiduría que podemos mejorar nuestras condiciones de vida. 

A esto llamamos la Práctica y el dominio correcto.